A menos que contemple lo que no está ahí, lo único que veo es mi actual felicidad. Los ojos que comienzan a abrirse por fin pueden ver. Y deseo que la visión de Cristo descienda sobre mí hoy mismo. Pues lo que percibo a través de mi propia vista sin la Corrección que Dios me dio para ella, es atemorizante y doloroso de contemplar. Mas no voy a permitir que mi mente se siga engañando un solo instante más, creyendo que el sueño que inventé es real. Éste es el día en que voy en pos de mi actual felicidad y en el que no he de contemplar nada que no sea lo que busco.
Con esta resolución vengo a Ti y te pido que me prestes tu fortaleza, mientras procuro únicamente hacer Tu Voluntad. No puedes dejar de oírme, Padre. Pues lo que pido ya me lo has dado. Y estoy seguro de que hoy veré mi felicidad.